Edgar Wallace fue uno de los escritores más populares del siglo XX y, con un impresionante record de 130 novelas, uno de los más prolíficos sin lugar a dudas. En la cúspide de su carrera profesional, se dice que una cuarta parte de todos los libros leídos en Inglaterra llegó a tener el nombre de Wallace.
A diferencia de otros escritores como Agatha Christie, Connan Doyle y S. S. Van Dine, Wallace no centró su obra en un solo personaje, sino en un vasto despliegue de interesantes súper villanos, organizaciones criminales, jóvenes detectives, heroínas valientes, ladrones perspicaces, malvados mafiosos y policías valientes. La fama de Edgar Wallace se debe claramente a su nombre, no a un personaje o una serie famosos.
Adéntrate en alguna de sus emocionantes novelas y descubrirás rápidamente aventuras extravagantes con locos súper villanos que no podrás dejar de leer.
Jesse Trasmere es un miserable que alimenta una gran desconfianza por los bancos. Ha hecho una fortuna en China, que mantiene escondida en el sótano de su casa. Un día Trasemere rompe con la rutina. Le comunica a su criado Walter que se ausentará por un tiempo de la ciudad, para evitar el encuentro con una relación del pasado.
El viaje de Trasemere no es muy largo. Aparece su cadáver en la bóveda del sótano con un tiro en la espalda. La habitación está cerrada por dentro. La llave, sobre la mesa. Nadie ha tocado el dinero.
A sir Philip Ramon le trae sin cuidado la carta firmada por cuatro hombres que se autoproclaman "justos". El ministro de Relaciones Exteriores no dará el brazo a torcer en la presentación del proyecto de ley que regula la extradición de extranjeros.
Toda la policía de Londres está al acecho, las medidas de seguridad son máximas, el ministro se encierra en una habitación inexpugnable. Aun así, un extraño dispositivo y un flash de magnesio—que bien pudo ser nitroglicerina—dejan desconcertada a Scotland Yard. Ni siquiera la perspicaz prensa británica puede encontrar una pista que lleve a Manfred, Gonsalez, Pioccart y Thery, los cuatro hombres justos.
Marjorie Stedman, sobrina y secretaria privada de Solomon Stedman, entra en el salón de Alma Trebizond, actriz casada con sir James Tynewood. Lleva una carta de su tío. Sir James está borracho como una cuba y da la nota.
A su pesar, Marjorie debe volver a Tynewood Chase, la mansión de sir James. Su tío Solomon le ha encargado que entregue una nueva carta. La acompaña el doctor Fordham. Fordham la deja a solas y Marjorie oye un disparo. Cuando abre la puerta, ve a sir James en el suelo, en un charco de sangre.
Marjorie está segura de haber visto antes al hombre que sostiene la pistola.
Tidal Basin es el distrito más pobre, más bajo y más duro de Londres. En alguno de sus muchos callejones oscuros vive el Diablo de Tidal Basin, que aterroriza a los vecinos y deja perpleja a la policía.
¿Habrá alguna conexión entre el Diablo y el Hombre del antifaz blanco, el bandido solitario que recorre Londres sin que nadie le moleste? El inspector Mason, uno de los Cinco Grandes de Scotland Yard, está decidido a averiguarlo.
Cuando el Viejo mata al guardia nocturno a martillazos y escapa del asilo de Sketchley, los vecinos del apacible paraje se organizan para dar con el loco más antiguo del refugio de indigentes.
Solo John Lorney se niega a participar del esfuerzo. Lorney es nuevo en Surrey y la gente lo mira con reticencia desde que compró la mansión Tudor donde ha montado un lujoso hotel al borde de la carretera. El mundo es pequeño y la posibilidad de que viejos criminales se reúnan en El escudo de armas no es tan remota. Finalmente, Sketchley es un sitio donde pasan cosas extrañas: robos, restituciones, un viejo misterioso y merodeador.
Una noche, prende fuego la finca de un señorío vecino. El dueño y sus invitados se ven obligados a trasladarse a El escudo de armas. Uno de ellos muere asesinado.